Experiencias de nuestros Voluntarios



Os presentamos a continuación algunas experiencias que nuestros jóvenes, voluntarios del Programa de Voluntariado Marista que venimos desarrollando a lo largo de los últimos años con alumnos de 1º de Bachillerato, han querido compartir con todos vosotros. Estos testimonios forman parte de un diario de campo que cada uno de los chicos y chicas ha venido sosteniendo mientras han ido realizando su experiencia como voluntarios. Para nosotros era esencial no solamente que los chicos hicieran esta experiencia, sino que además reflexionaran sobre su sentido y anotaran qué iban aprendiendo, sintiendo, en qué medida esta labor iba cambiando su manera de pensar y vivir su día a día. Es esto para nosotros lo importante: no hacer por hacer, aunque claro que es necesario colaborar en lo posible con los más necesitados, sino hacer para ser. 

Nuestro Programa de Voluntariado nació como un proyecto educativo que forma parte de la formación integral de los chicos y chicas como personas, ciudadanos y cristianos, al estilo que Champagnat imaginó. Hoy, como entonces, es tiempo de pensar con el corazón. Si eres alumno de Bachillerato y te estás pensando un voluntariado, no lo dudes: ¡apúntate!

En esta página os mostramos algunas de estas experiencias, para que cada vez más gente se contagie de estas ganas de solidaridad. Ojalá que nuestro colegio sea una pieza cada vez más importante en el motor de un cambio generoso y solidario en la sociedad murciana. 


Experiencia 1. UN ALUMNO DE BACHILLERATO EN LA RESIDENCIA  DE ANCIANOS

"Cuando me apunté al voluntariado tuve dudas de si tendría tiempo para todo, ya que 1º de Bachiller es un curso duro y todos tenemos cosas que hacer. Pues bien, después de unas cuantas sesiones me he dado cuenta de lo insignificante y a la vez valioso que es el tiempo que les dedico a estas personas tan agradecidas.
Si en 2 semanas hay 336 horas yo dedico 2 de esas horas a hacer que unas personas tan necesitadas como son los ancianos se lo pasen como enanos y disfruten como se merecen, después de haberse pasado años y años trabajando para mejorar nuestra sociedad. Lo que más llama la atención es ver que no solo te lo agradecen, sino que algunos de los que peor están se acuerdan de ti cuando faltas y cada vez que volvemos para una nueva sesión nos preguntan por qué faltamos el día anterior y que nos echaron en falta.
No me cuesta nada ceder 2 horas cada 2 semanas de mi tiempo libre para hacerle el día o la semana más amena y pasajera a estos hombres y mujeres que tanto lo necesitan, y animo a todo el mundo a participar en esta experiencia que me ha hecho crecer por dentro y darme cuenta de lo dura que es la vida y lo mucho que han trabajado algunos para acabar en una residencia.
Como último apunte decir que con cada sesión le hemos ido cogiendo más y más cariño a la gente con la que tratamos y nos da mucha pena dejar de verlos en verano. Esperamos poder seguir con ellos después de verano cuando empiece de nuevo el curso.

En definitiva, animo a todo el mundo que lo desee a apuntarse a esta gran experiencia y felicito a todos los voluntarios que somos por el premio que recientemente nos ha sido otorgado".

Bachiller anónimo.

Experiencia 2. LOS PRIMEROS PASOS DE UN VOLUNTARIO
"Nerviosos y cabizbajos andan los jóvenes voluntarios.  Mientras andamos hacia nuestro destino, sus dudas se les agolpan de repente en sus mentes; pues sienten que cada paso que dan se enfrentarán sin más remedio a su primera experiencia de voluntariado. ¿Qué me pasa si nunca me pongo tan nervioso/a?  Si solo y exclusivamente me pongo con los exámenes; ¿Acaso no estoy seguro de lo que voy hacer?; ¿Acaso mis expectativas no se van a ver cubiertas? o ¿acaso es que soy tonto/a? No, cálmate, por favor; que si, que estoy convencido de lo que voy hacer. Voy ayudar a los más necesitados; voy a dar mi tiempo libre a una buena causa. ¡Qué horror! No me puedo controlar! Me hago pis (Necesidad imperiosa). ¿Dónde puedo ir al baño? Se me acaban mis disertaciones mentales y me centro en una necesidad  primordial en estos momentos.
Uf! Qué relax! Ah, no ¡Qué horror, otra vez a empezar! Ejercicios de relajación, eso es; a ver si me relajo. Pilar me mira de soslayo y parece divertirse con la escena. ¿Habrá tenido la misma reacción que yo en su primera experiencia? De sopetón le digo con muchas ganas y decisión:
 - Pilar tú………...
Me contesta sin poder acabar mi frase:
- Sí cariño, sí a mí también me pasó lo mismo.
(¡Jo, qué tía! además adivina el pensamiento…  ¡es un fenómeno!).
- No cariño no, no soy adivina; es que se te ve en la cara y cualquiera en tu lugar o cerca de ti se daría cuenta. A que te palpita el corazón más de la cuenta? , a que te dan pellizcos en la boca del estómago, a que…
-No sigas, por Dios, que me voy a poner peor.
- Solo te digo una última cosa: relájate y disfruta de estas dos horas y después ya me dirás. Respira hondo y a las barricadas.
(¡Qué tía! ¡Siempre con su lenguaje tan peculiar y revolucionario!)
Llegó el momento…………..cruzo el umbral y me encuentro con………en la próxima entrega os contaré cómo me fue y lo que fui capaz de hacer y enfrentarme".

Una voluntaria novel.


Experiencia 3. Cómo transforma la vida el trabajo voluntario: EXPERIENCIAS DE LOURDES F. EN LAS HERMANITAS DE LOS POBRES I.

I.
 "El miércoles día 2 de febrero del 2011, todo el primer grupo de voluntarios de las Hermanitas de los Pobres fuimos a encontrarnos con nuestros compañeros mayores.
Allí jugamos al bingo unas partidas, cada una de mis compañeras distribuidas en distintas mesas, para ayudarlos con los números de los cartones. Cantó bingo un hombre que era muy gracioso, y le compramos un choleck que le apetecía tomarse en ese momento; durante toda la segunda partida yo me situé en la mesa de los hombres y la verdad es que me lo pasé genial porque no paraban de gastar bromas, pedir los números que les quedaban etc.
Durante la partida estuve hablando con el hombre al que le había tocado el bingo, de que colegio éramos, de los Maristas, de la historia antigua de los Maristas , de algún que otro hermano de su época…
Cuando todos se iban a las 18:00 a rezar el rosario, una amiga y yo nos quedamos hablando con un hombre al que llamaban Arturito, que nos contó que de joven tocaba la armónica, y que así  conoció a su mujer; que ya no tocaba la armónica porque el médico le había dicho que se lo dejara y por último nos preguntó cuando íbamos a volver puesto que todos los días se aburrían mucho de la rutina; y nos dio las gracias por acompañarles. La verdad es que Arturito me cayó genial, es muy entrañable hablar con él.
Luego también apareció un hombre llamado Francisco que era muy dicharachero, y todo un poeta, que le recitó dos poesías a nuestra acompañante Manuela.
Fue un día lleno de risas y sorpresas…
Cada vez que voy de voluntaria, aprendo algo nuevo".
II.
"El día 19 de enero de 2011 nos dispusimos todos los voluntarios de las Hermanitas de los pobres a realizar la ayuda pasando tiempo con los ancianos. Llegamos a nuestro destino y allí un hombre muy mayor  que estaba en la recepción avisó a la madre superiora; que vino a darnos la bienvenida y a mostrarnos toda la casa. Pasamos por todos los pasillos y nos paramos en ciertos sitios: en el pasillo de las habitaciones de matrimonio en las cuales  entramos, en una de un matrimonio muy agradable que nos enseñó su habitación como si fuera realmente un auténtico tesoro y con mucho agradecimiento, también vimos una salita en la cual se encontraban algunas señoras mayores que estaban viendo la telenovela (Amar en tiempos revueltos) y pasamos a otra sala en la cual otras mujeres mayores estaban viendo el cotilleo de la televisión. Con la grata sorpresa, que tuvimos el placer de conocer a las dos ancianas más mayores del centro (una con 102 años y la otra con 105 años). Aprovechamos la visita para ir pregonando por los pasillos que íbamos a jugar al bingo en el salón
Poco después bajamos al salón en el cual preparamos todas las mesas, las sillas, el juego del bingo, los cartones y demás. Yo me senté en una mesa acompañada de dos mujeres encantadoras y un hombre serio, al que más tarde conseguí sacarle una sonrisa. En el salón también se encontraban mis compañeras y nuestra acompañante Manuela.
Nos dispusimos a jugar la partida al bingo (entre risas, ecos, garbanzos al suelo…) al final de la partida ganó una mujer muy maja y su regalo fue una canción de Manolo Escobar: el porompompero que le canté con ayuda de mis compañeras (entre palmas y olés).
Terminamos y nos quedamos con ganas de pasar más tiempo, pues habíamos pasado un rato muy agradable.
Yo animo a todos a que lo probéis porque es una sensación única (que a la vez que estás ayudando a varias personas, te lo pasas genial)".
III. 
"Hola, estimados amigos, les habla una chica que ha cambiado su vida desde este año. Yo ya había estado de voluntaria con niños pequeños, y aunque me lo pasé genial , yo sentía que eso no me llenaba demasiado, puesto que sentía una íntima relación con las personas mayores… sus conocimientos , sus inquietudes , su pasado, etc...
Al principio tenía un poco de recelo para realizar actividades de voluntariado con ancianos, por mis expectativas al fracaso en mi actuación hacia ellos. Pero me decidí y me apunté.
Los primeros días  de aproximación a ellos, fueron con juegos y un poco de charleta. Pasado el tiempo,  me fijé en un anciano que me llamó mucho la atención, puesto que de cierta manera, me recordaba a mi abuelo. He estado haciendo todo lo posible para conocerlo. Mis horas de voluntariado allí, me han permitido conocer todas sus aficiones, su pasado, sus amores, su profesión…
Todos los ancianos que están en este asilo, demuestran cierta timidez o nerviosismo de tener a  su disposición a alguien que los pueda escuchar, pues no están acostumbrados. Les gusta que les hablemos del presente y ellos nos hablan de su pasado,  y entre unos y otros, hacemos comparaciones. Se nota la necesidad imperiosa que tienen de hablar, de contar sus experiencias, en definitiva, de hablar de su vida; sienten una gran fascinación, se les transforma el rostro y definitivamente, su timidez, desaparece; sus rostros reflejan su alegría de poder compartir su vida con otros  seres, aunque jóvenes y desconocidos.
Me encanta el hecho de que cuando llega la hora de irnos, una mujer nos pregunta, con mucho interés, cuando volveremos; y también me encanta cómo saben dar las gracias de manera sencilla y humilde, cuando, en realidad,  somos nosotros los que deberíamos dárselas por trasmitirnos y dar a conocernos sus experiencias y sabiduría; también nos trasmiten valores y como no, nos hacen crecer como personas.
Yo apuesto por el voluntariado de mi colegio por todo lo que conlleva, que ya he expuesto anteriormente, y animo al resto de colegios a que lo lleven a cabo". 


Lourdes Fernández Orcajada

 Experiencia 4.  JORGE R. EN LA RESIDENCIA DE ANCIANOS


"Ha pasado casi una semana ya desde mi primera sesión de voluntariado. Por unas causas u otras no pude asistir antes y me incorporé el martes pasado junto a mis compañeros.
Nuestro destino, una residencia de ancianos, nuestra meta, entretenerlos un rato y alegrarles el día. Llegamos y surge el primer inconveniente nada más cruzar la puerta de entrada, resulta que no habían avisado de que íbamos.
Pues bien, tenemos que ir nosotros planta por planta avisando a los ancianos y bajándolos en los ascensores hasta el lugar donde íbamos a jugar al bingo (juego de azar donde los haya). Cuando por fin conseguimos reunir a todos los interesados, comenzamos a cantar los números, y aquí empezó el espectáculo de verdad: gente que no oye, personas que se quejan de la voz cantante, ancianos demasiado competitivos y otros que eran auténticas máquinas de tachar números. Tras un par de horas sumamente entretenidas y reconfortantes, recogemos todo el tinglado y conforme los ancianos se iban nos agradecían el buen rato que habían pasado, a lo que nosotros solo podíamos responder con una amplia sonrisa y un: “¡¡Gracias señor/a, dentro de dos semanas, más!!”.


Jorge Robles Pasquín


Experiencia 5. EXPERIENCIAS DE UNA ALUMNA EN EL HOGAR DE NAZARET:

Elegimos el Hogar de Nazaret porque sentíamos sensibilidad por personas mayores debido a que hemos tenido experiencias muy cercanas con nuestros abuelos y  queríamos vivir en primera persona lo que es prestarles ayuda, escucharlos, pasar un rato con ellos, etc…

Nuestra llegada al Hogar fue un poco impactante. Nada más entrar, hablando con el hombre de recepción, nos encontramos a un señor orinando en una planta de la entrada, tal y como nos dijeron en la reunión antes de ir hicimos como si nada, pero claro, no pudimos contener la risa porque el hombre nos sonreía al mismo tiempo que orinaba en el ficus. Acto seguido el hombre de recepción se dio cuenta y nos dijo: -No os preocupéis, luego le llamo yo la atención. Nuestra primera impresión al ver esto fue que íbamos a disfrutar mucho en el Hogar de Nazaret. 

Allí nos trataron con mucho mimo y cada día teníamos sorpresas de algún residente: una tarde, justo al entrar, un hombre nos contó que de joven se dedicaba a escribir poemas y le pregunto a Carmen como se llamaba, y le recitó un poema sobre su nombre. 

Otro día, mientras hablábamos con unas señoras del centro, entró una mujer mayor contando que acababa de recoger las naranjas  de su huerto, y que este año le habían salido buenísimas. Las había traído para repartirlas entre sus amigas, a las que solía venir a ver todas las semanas, y nos ofreció dos naranjas a cada una, las cuales estaban buenísimas. La persona que más nos impactó fue Virginia, una mujer que era gitana y que estaba enferma de Alzheimer, esta mujer tenía mucha gracia y vivimos con ella muchas experiencias en el voluntariado. Nos cantaba canciones, nos hablaba de su vida cuando era joven, en especial de las ollas gitanas que hacía y del tiempo que pasaba con sus hijos y sobretodo de los mercadillos que formaba.

Lo que más nos gustó fueron los paseos que les dábamos a Virginia y a otra mujer que se llamaba Mari Carmen Ruipérez. Las paseábamos por los pasillos, por la zona de fuera y ellas siempre nos decían que les encantaba que fuéramos a visitarlas y que cada vez que tuviéramos que ir no se nos olvidara pasar a saludarlas. Cuando pasábamos  tiempo con los hombres mayores era muy gracioso, ellos  siempre nos contaban lo que solían hacer cuando eran jóvenes y algunos hasta nos contaban chistes e historias muy graciosas. Había algunos que no parecían estar muy contentos con algunos de sus compañeros, a veces discutían y era muy gracioso escucharlos discutiendo.

Pero estar con las mujeres mayores era más entretenido porque ellas se interesaban mucho por lo que estábamos estudiando, por nuestra familia y por cómo íbamos en el tema de los chicos. Nos daban consejos y siempre nos decían: -“Llevar mucho cuidado con los hombres, unas mozas tan guapas y tan simpáticas tenéis que estar cuidadas por un buen hombre toda vuestra vida”.

La mayoría de días nos volvíamos muy contentas, porque, la verdad es que, lo pasábamos bien y nos reíamos mucho. Muchos de todos los que habían en el Hogar de Nazaret  se acordaban de nosotras y se alegraban mucho de volver a vernos.Aunque ha habido algún día que hemos pensado que es una pena que muchos con los que habíamos estado semanas anteriores, esa semana, ya no se acordara de nosotras, por el Alzheimer, por la edad… Nosotras cuando volvíamos y los reconocíamos nos presentábamos de nuevo como si no hubiésemos estado con ellos antes, para que muchos de ellos, que eran conscientes en algún momento de la enfermedad, no se sintieran mal. 

Otro día nos volvimos un poco tristes, porque tenían muchos un resfriado muy grande, y por ejemplo, Virginia, se puso muy mala, y nos dio mucha pena. Para nosotras ha sido una experiencia muy bonita, porque hemos aprendido mucho  sobre las personas mayores, sobre lo que pueden pensar, hacer… Y una de las cosas que nos impactó mucho, fue la cara que se les ponía cada vez que iban sus hijos y familiares a visitarles, se les iluminaba.

A la vez nos sentimos muy realizadas por la de veces que nos dijeron que no querían que nos fuésemos y que les prometiésemos que íbamos a volver a pasar un rato con ellos. Personalmente ha sido una experiencia enriquecedora, y volveríamos a hacerlo un millón de veces más.

Alumna Anónima.


No hay comentarios:

Publicar un comentario